La escoliosis es una curvatura lateral de la columna vertebral que puede causar dolor y alteraciones posturales. El tratamiento depende de la gravedad de la curva, la edad del paciente y los síntomas presentes, y puede incluir desde la observación médica hasta intervenciones quirúrgicas avanzadas, pasando por el uso de corsés y fisioterapia especializada.
Cómo se aborda el tratamiento de la escoliosis según cada caso
El objetivo principal del tratamiento de la escoliosis es controlar la progresión de la curvatura espinal, aliviar los síntomas cuando están presentes y mejorar la calidad de vida del paciente. No todas las personas con escoliosis necesitan tratamiento activo, ya que muchas curvas son leves y permanecen estables a lo largo del tiempo. Sin embargo, cuando la curvatura supera ciertos grados o causa molestias, los médicos especialistas evalúan cuidadosamente cada caso para determinar el mejor enfoque terapéutico.[1]
La decisión sobre qué tratamiento seguir depende de múltiples factores que los profesionales sanitarios consideran de manera integral. Entre estos factores se encuentran el grado de curvatura de la columna, la edad del paciente y si todavía está en fase de crecimiento, la presencia de dolor u otros síntomas, y la probabilidad de que la curva empeore con el tiempo. Los adolescentes con escoliosis tienen necesidades terapéuticas diferentes a las de los adultos, ya que sus huesos aún están en desarrollo y existe mayor riesgo de progresión.[2]
Existen tratamientos estándar ampliamente aceptados por las sociedades médicas y las guías clínicas internacionales, que van desde la simple observación hasta procedimientos quirúrgicos complejos. Paralelamente, la comunidad científica continúa investigando nuevos enfoques terapéuticos y técnicas más avanzadas que se están probando en ensayos clínicos. Estos estudios buscan encontrar alternativas más efectivas, menos invasivas o con mejores resultados a largo plazo para las personas que viven con escoliosis.[3]
Tratamientos estándar para la escoliosis
Observación médica: cuándo es suficiente vigilar
La observación médica es el primer escalón en el manejo de la escoliosis y se recomienda para personas con curvaturas leves, generalmente menores de 25 a 30 grados. Esta estrategia es especialmente común en niños y adolescentes cuyas curvas no están progresando rápidamente y que no presentan síntomas molestos. Durante este período, el paciente no recibe tratamiento activo, pero acude a revisiones periódicas con su médico para asegurarse de que la curvatura no está empeorando.[5]
En estas consultas de seguimiento, que suelen realizarse cada 4 a 6 meses, el especialista evalúa la columna mediante exploración física y radiografías. El objetivo es detectar cualquier cambio en el ángulo de la curva que pudiera indicar la necesidad de iniciar un tratamiento más activo, como el uso de un corsé. Muchos niños con escoliosis leve nunca llegan a necesitar ningún otro tratamiento porque sus curvas permanecen estables y no superan los 25-30 grados.[5]
A medida que el paciente crece y alcanza la madurez esquelética, es decir, cuando sus huesos dejan de crecer, el riesgo de que la curva empeore disminuye considerablemente. En estos casos, las visitas al médico pueden espaciarse a una vez al año o incluso cada varios años, simplemente para confirmar que la escoliosis no está progresando durante la vida adulta. Este enfoque conservador evita tratamientos innecesarios cuando la condición es estable y no causa problemas al paciente.[5]
Uso de corsés ortopédicos
El uso de corsés ortopédicos o aparatos correctores es el tratamiento no quirúrgico más utilizado para la escoliosis en adolescentes que todavía están creciendo. Se recomienda cuando la curvatura de la columna vertebral supera los 25 grados pero es menor de 45 a 50 grados. El objetivo principal del corsé no es corregir completamente la curva existente, sino prevenir que empeore mientras el esqueleto continúa su desarrollo.[5]
Existen diferentes tipos de corsés, siendo el más común el corsé toracolumbosacro, que se diseña a medida para cada paciente según las características específicas de su curvatura. Este dispositivo se lleva directamente sobre la piel o sobre una camiseta fina, bajo la ropa normal, y ejerce presión sobre la columna desde puntos específicos para intentar mantenerla en una posición más recta. El tiempo que debe llevarse el corsé varía según la severidad de la curva, pero muchos adolescentes necesitan usarlo entre 16 y 23 horas al día.[1]
La duración del tratamiento con corsé depende del crecimiento del paciente. Generalmente se mantiene hasta que los huesos alcanzan la madurez esquelética, lo que suele ocurrir cuando las niñas tienen aproximadamente dos años después de su primera menstruación y los niños completan su estirón de crecimiento. Aunque llevar un corsé durante la adolescencia puede resultar incómodo y afectar emocionalmente a algunos jóvenes, los estudios demuestran que es efectivo para prevenir la progresión de la curva en la mayoría de los casos.[3]
Es importante señalar que los corsés no suelen utilizarse en adultos con escoliosis, ya que una vez que el crecimiento óseo se ha detenido, estos dispositivos tienen poca capacidad para modificar la evolución de la curva. Sin embargo, en algunos casos seleccionados de adultos, puede considerarse el uso de un corsé de soporte como medida temporal para aliviar el dolor de espalda al proporcionar estabilidad adicional a la columna vertebral.[4]
Fisioterapia y ejercicios específicos
La fisioterapia y los programas de ejercicios específicos para escoliosis juegan un papel importante en el manejo conservador de esta condición. Aunque los ejercicios generales no pueden corregir significativamente la curvatura de la columna, pueden ayudar a fortalecer la musculatura de la espalda, mejorar la postura y reducir el dolor asociado con la escoliosis, especialmente en adultos.[4]
Existen programas de ejercicios especializados diseñados específicamente para personas con escoliosis. El más conocido es el método Schroth, un enfoque terapéutico que utiliza ejercicios de corrección postural, respiración dirigida y autocorrección consciente de la postura. Este método se basa en ejercicios personalizados según el tipo y patrón de curvatura de cada paciente, con el objetivo de elongar el tronco, corregir la rotación vertebral y mejorar la función respiratoria.[6]
Para los adultos con escoliosis, el ejercicio regular es especialmente beneficioso para controlar el dolor de espalda. Actividades que fortalecen y estiran la musculatura dorsal pueden ayudar a mantener un peso saludable, lo que reduce la carga sobre la columna vertebral. No importa tanto el tipo específico de ejercicio elegido, sino mantener la espalda en movimiento de forma regular. Algunas personas encuentran beneficio en prácticas como el yoga, pilates o natación, aunque siempre es recomendable consultar con un profesional sanitario antes de iniciar un nuevo programa de ejercicios.[4]
La fisioterapia puede incluir también otras técnicas complementarias. Algunos pacientes reportan mejoría con tratamientos como la acupuntura, aunque la evidencia científica sobre su efectividad específica en la escoliosis es limitada. Los ejercicios terapéuticos supervisados por fisioterapeutas especializados pueden realizarse como complemento al uso del corsé o como tratamiento independiente en casos donde el corsé no está indicado.[3]
Manejo del dolor con medicamentos
El control del dolor es un aspecto fundamental del tratamiento de la escoliosis en adultos, ya que el dolor de espalda es uno de los principales problemas que enfrentan. Los analgésicos y medicamentos antiinflamatorios pueden ayudar a aliviar las molestias asociadas con la curvatura de la columna vertebral, aunque no modifican la progresión de la deformidad.[4]
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno, suelen ser la primera opción recomendada para el control del dolor. Estos medicamentos están disponibles sin receta médica en farmacias y supermercados, pero no son adecuados para todas las personas. Es importante leer el prospecto o consultar con el farmacéutico antes de tomarlos, especialmente si se padecen problemas gástricos, renales o se toman otros medicamentos.[4]
Cuando los analgésicos de venta libre no son suficientes para controlar el dolor, el médico de atención primaria puede prescribir medicamentos más potentes. En algunos casos, puede ser necesaria una derivación a una clínica especializada en el manejo del dolor crónico, donde profesionales expertos pueden ofrecer estrategias más complejas y personalizadas para mejorar el bienestar del paciente.[4]
Inyecciones espinales
En algunas situaciones, la escoliosis puede causar irritación o compresión de los nervios que se encuentran en la columna vertebral o sus alrededores. Esto puede provocar dolor, entumecimiento y sensación de hormigueo que se irradia desde la espalda baja hacia los pies. Para estos casos específicos, las inyecciones espinales de esteroides y anestésicos locales pueden proporcionar alivio temporal.[4]
Estas inyecciones se administran directamente en la columna vertebral, en la zona donde se produce la compresión nerviosa. Los corticosteroides reducen la inflamación alrededor de los nervios, mientras que el anestésico local proporciona alivio inmediato del dolor. Sin embargo, es importante tener expectativas realistas: los beneficios de estas infiltraciones suelen durar solo unas pocas semanas o meses, por lo que no representan una solución permanente al problema.[4]
Tratamiento quirúrgico
La cirugía es el tratamiento más invasivo para la escoliosis y se reserva para casos específicos donde otros enfoques no han sido efectivos o la curvatura es muy pronunciada. Generalmente se considera cuando la curva supera los 45-50 grados y existe alto riesgo de que continúe empeorando, incluso después de que el crecimiento haya finalizado. Las curvas muy grandes pueden causar dolor significativo, limitar ciertas funciones corporales y provocar dificultades o molestias respiratorias.[5]
La decisión de someterse a una cirugía de escoliosis casi siempre es una decisión familiar, que el paciente y sus familiares o tutores toman en conjunto tras considerar cuidadosamente cómo afecta la condición a la calidad de vida diaria. En adultos, la cirugía puede considerarse también cuando el dolor de espalda es severo y otros tratamientos no han proporcionado alivio, o cuando los nervios espinales están siendo irritados o comprimidos de forma importante.[4]
El procedimiento quirúrgico más común es la fusión espinal o artrodesis vertebral. Esta técnica consiste en unir dos o más vértebras (los huesos que forman la columna) mediante injertos óseos e instrumentación metálica como tornillos y barras. El objetivo es estabilizar, fortalecer y enderezar la columna vertebral. Los injertos óseos pueden provenir del propio paciente (generalmente de la pelvis) o de un donante, y con el tiempo se fusionan con las vértebras creando una estructura sólida.[1]
Otra opción quirúrgica es la descompresión lumbar, un procedimiento destinado a aliviar la presión sobre los nervios de la columna. Esta técnica puede realizarse sola o en combinación con la fusión espinal, dependiendo de las necesidades específicas de cada paciente. En algunos casos, cuando la escoliosis está causada por el desgaste de los discos vertebrales, puede realizarse un reemplazo de disco intervertebral.[4]
La cirugía de escoliosis es un procedimiento mayor que requiere hospitalización y un período de recuperación considerable. Como toda intervención quirúrgica, conlleva riesgos que deben discutirse detalladamente con el cirujano ortopédico o neurocirujano especialista. Sin embargo, para muchas personas con escoliosis severa, la cirugía puede significar una mejora sustancial en su calidad de vida al reducir el dolor y corregir deformidades posturales importantes.[1]
Tratamientos en ensayos clínicos
La investigación en el campo de la escoliosis continúa avanzando, y actualmente se están evaluando nuevas tecnologías y enfoques terapéuticos en el marco de ensayos clínicos. Estos estudios son fundamentales para identificar tratamientos que puedan ser más efectivos, menos invasivos o con menos efectos secundarios que las opciones actuales. Aunque algunos de estos tratamientos experimentales son prometedores, todavía están en fase de investigación y no están disponibles como parte de la práctica clínica habitual.[5]
Tecnologías emergentes en cirugía
Una de las áreas de mayor innovación en el tratamiento de la escoliosis se encuentra en las nuevas tecnologías quirúrgicas. Los investigadores están desarrollando técnicas menos invasivas que puedan reducir el trauma quirúrgico, acortar los tiempos de recuperación y minimizar las complicaciones postoperatorias. Estas técnicas incluyen abordajes mínimamente invasivos que utilizan incisiones más pequeñas y causan menos daño a los tejidos circundantes en comparación con la cirugía abierta tradicional.[5]
Otra área de investigación se centra en el desarrollo de nuevos sistemas de instrumentación espinal. Estos dispositivos, que incluyen tornillos, barras y ganchos más avanzados, están diseñados para proporcionar mejor corrección de la curvatura con mayor seguridad. Algunos sistemas experimentales incorporan materiales más ligeros pero resistentes, o diseños que permiten cierto grado de movimiento en la columna fusionada para mejorar la flexibilidad del paciente.[5]
Investigación en terapias biológicas
Los científicos también están investigando enfoques biológicos que podrían mejorar los resultados de la fusión espinal. Esto incluye el estudio de factores de crecimiento y proteínas específicas que promueven la formación de hueso nuevo y aceleran el proceso de fusión vertebral. Algunos ensayos están evaluando la efectividad de sustancias que estimulan la regeneración ósea, lo que potencialmente podría reducir la necesidad de extraer injerto óseo del propio paciente.[5]
Mejoras en dispositivos de corrección
En el ámbito del tratamiento no quirúrgico, se están desarrollando corsés ortopédicos más avanzados que incorporan nuevos materiales y diseños ergonómicos. Algunos prototipos experimentales incluyen sensores que monitorizan cuántas horas al día el paciente lleva realmente el corsé, proporcionando información objetiva tanto al médico como al paciente sobre el cumplimiento del tratamiento. Esta tecnología podría ayudar a identificar qué pacientes se benefician más del tratamiento con corsé.[5]
Fases de los ensayos clínicos
Es importante entender que los nuevos tratamientos pasan por diferentes fases de investigación antes de poder ser utilizados de forma generalizada. Los ensayos de Fase I evalúan principalmente la seguridad de un tratamiento en un pequeño grupo de personas, determinando si causa efectos secundarios graves. Los ensayos de Fase II estudian la eficacia del tratamiento, es decir, si realmente funciona para el propósito previsto, en un grupo más amplio de pacientes. Finalmente, los ensayos de Fase III comparan el nuevo tratamiento con los tratamientos estándar actuales en grandes grupos de pacientes para determinar si el nuevo enfoque es superior, equivalente o inferior a lo que ya existe.[5]
Métodos de tratamiento más comunes
- Observación médica
- Recomendada para curvaturas menores de 25-30 grados en pacientes que han dejado de crecer o cuyas curvas no cambian
- Requiere evaluaciones radiológicas cada 4-6 meses para determinar si es necesario el uso de corsé
- Las observaciones pueden continuar durante años con visitas reducidas a una vez al año para asegurar que la escoliosis no progresa en la edad adulta
- Tratamiento con corsé ortopédico
- Indicado para curvas mayores de 25 grados pero menores de 45-50 grados en personas que todavía están creciendo
- El corsé toracolumbosacro se diseña a medida según las características de cada curvatura
- Generalmente debe llevarse entre 16 y 23 horas al día hasta alcanzar la madurez esquelética
- Su objetivo principal es prevenir que la curva empeore, no corregirla completamente
- Fisioterapia y ejercicios
- El método Schroth es un programa especializado que utiliza ejercicios de corrección postural y respiración dirigida
- Los ejercicios generales ayudan a fortalecer la musculatura de la espalda y mejorar la postura
- Actividades como yoga, pilates y natación pueden ser beneficiosas bajo supervisión profesional
- Especialmente útil en adultos para el control del dolor y mantener la flexibilidad
- Tratamiento farmacológico
- Los antiinflamatorios no esteroideos como el ibuprofeno son la primera línea de tratamiento para el dolor
- Los analgésicos más potentes requieren prescripción médica cuando los de venta libre no son suficientes
- Las inyecciones espinales de esteroides y anestésicos locales proporcionan alivio temporal en casos de compresión nerviosa
- Tratamiento quirúrgico
- La fusión espinal une dos o más vértebras mediante injertos óseos e instrumentación metálica
- La descompresión lumbar alivia la presión sobre los nervios de la columna
- Recomendada para curvas mayores de 45-50 grados o cuando existe alto riesgo de empeoramiento
- También se considera en casos de dolor severo no controlado con otros tratamientos










